martes, 2 de julio de 2013

La comunicación animal

El mundo de la relación entre animales está gobernado por la capacidad de comunicación entre ellos. Cuanto más especializada sea ésta, más eficaz será la relación que se establezca, permitiendo obtener de este modo mayores beneficios del medio que les rodea.
La relación entre animales proporciona, entre otros beneficios: pareja, alimento, descanso y seguridad. Estos beneficios procuran un estado de relajación en el animal necesario para su supervivencia.
La comunicación animal consiste básicamente en la emisión de señales químicas y físicas de un individuo a otro, u otros, que permiten modificar la probabilidad del comportamiento de un organismo. Puede tratarse de señales comunes a la especie o a un mismo sexo, pero también al grupo social e incluso a la familia. Además, cada individuo suele tener su propia señal de reconocimiento con la que se diferencia de otros.
Para que pueda haber comunicación es necesario que exista un sistema constituido por un emisor de la señal, un medio transmisor y un receptor. El emisor genera el mensaje que desea enviar, este se convierte en una señal de forma que pueda viajar hasta su destino a través de un medio, en cuyo espacio se encuentra el receptor que capta la señal y la transforma para recuperar el mensaje.
Debido a las características del medio por el que ha de viajar la señal, no todos los mensajes tienen la misma eficacia, con lo cual no todos los acontecimientos tienen la misma probabilidad de ocurrir frente a la misma señal. Por ello, en el mundo animal, es necesario repetir una y otra vez la señal para garantizarse la percepción correcta por el destinatario, como ocurre con el canto del pájaro o del grillo, los cuales se repiten durante horas sin variación aparente.
En la comparación realizada entre el lenguaje del ser humano y el animal, observamos que el del animal es mucho más reducido. Los animales son capaces de producir una amplia variedad de mensajes a pesar del escaso número de normas de conducta. No obstante, mediante la combinación entre ellas y variando su frecuencia, intensidad y duración son suficientes para conseguir sus objetivos.
Un análisis de la comunicación a través de todo el reino animal, revela que los diferentes grupos están más o menos especializados en los tipos de señal que utilizan, en razón del desarrollo de sus diferentes modalidades sensoriales.
En el mundo de los perros en particular, existen mensajes de agresión, de intimidación, de cólera, de miedo, de sumisión, etcétera. El repertorio es lo suficientemente amplio y variado como para que cada cual pueda encontrar su lugar en la relación social (jerarquía). En esta competición, no es necesario ser el más fuerte físicamente; es suficiente ser el más hábil, el más dotado en la manipulación de señales.

La comunicación animal no se relaciona únicamente con la expresión de conflictos entre congéneres. Existen mensajes de apaciguamiento, de fraternidad o de cooperación que modulan con frecuencia la vida social de los animales. La madre y su cría intercambian señales que guardan relación no sólo con la alimentación y la protección de esta, sino también con su educación. Puede ocurrir asimismo que un animal se vea obligado a comunicarse con otras especies y a cooperar con ellas para proporcionarse alimento (perro-hombre).

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